LECTURAS

Sobre producir «Las chicas están bien»

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Texto de Jonás Trueba sobre la experiencia de producir Las chicas están bien, la primera película de Itsaso Arana.

Jonás, Itsaso, Irene y Sara en un momento del rodaje de "Las chicas están bien"

Siempre amé las primeras películas como género cinematográfico; Truffaut decía que estas eran en las que más se percibe la verdadera personalidad del cineasta naciente, con sus ganas de hablarle al mundo, de encontrar personas con las que compartir deseos y anhelos. Pero me atrevo a decir que ahora las primeras películas ya no parecen tanto primeras películas, han pasado por tantos filtros, tienen que dar tantas explicaciones… como si no pudieran permitirse dudar, temblar, mostrarse tal cual son. Por eso desde la producción hemos querido preservar la sensibilidad genuina de Itsaso, y que la película no se pareciera a otras películas sino a ella misma; pero lo cierto es que Itsaso también ha sabido adaptarse a nuestro modo de producir iluso, con pocos recursos, tratando de encontrar una coherencia y una armonía entre todos los elementos.

Truffaut decía que estas eran en las que más se percibe la verdadera personalidad del cineasta naciente, con sus ganas de hablarle al mundo, de encontrar personas con las que compartir deseos y anhelos.

Quizá por eso no es una película al dictado ni a la moda de nada, y ese es otro de sus grandes valores, a mi modo de ver, y por lo que me siento especialmente orgulloso de ella como productor, como cineasta y como espectador. Ojalá yo hubiera sido capaz de hacer una primera película como Las chicas están bien; una película que se atreve a concentrar los deseos y anhelos en un único espacio y en unos pocos personajes, sin necesidad de construir apenas una trama o un argumento legitimador. Itsaso escribió un hermoso guión, muy personal, que después fue enriqueciendo en las conversaciones con las otras cuatro actrices, aportando todas ellas mucho de sus propias experiencias vitales y profesionales. Podemos identificarnos o no, pero sí reconocer la singularidad y la franqueza desarmante, la claridad, el humor y la sinceridad que nos ofrecen. Juntas construyen una película de ficción que tiene mucho de documental o de “película-ensayo”, pero sobre todo tiene eso que tantas veces se nos queda por el camino y que no es otra cosa que el pálpito de la vida, del sentirse viviendo.