LECTURAS

Jonás, Itsaso y Vito sobre Volveréis

flecha abajo

Jonás, Itsaso y Vito conversan con la periodista Irene Crespo sobre Volveréis.
Es la primera oportunidad de rememorar el proceso de escritura y creación de la película.

El germen de la película, esa idea de organizar una fiesta para celebrar la separación de la pareja, viene de tu padre, ¿pero en qué momento pensáis que eso podría funcionar para una película más que en la vida real, como se dice en la propia película?

JONÁS TRUEBA (JT): Pues ahora que lo pienso, nunca estuvo muy claro que pudiera funcionar. Mientras estábamos escribiendo el guión y después, mientras ruedas y mientras montas, tienes todavía la duda. Aunque el personaje de Itsaso lo dice así, “creo que podría funcionar para una película, porque en la vida real, no sé…”. Lo dice en una ficción, pero realmente era una hipótesis real. Nunca estás seguro de si una película te va a funcionar, pero en este caso en particular, como era algo tan concreto, se trataba de poner a prueba una idea, una frase, machacarla y hacer que una película se sostenga sobre eso… Te imaginas que sí que va a funcionar. O sea, tienes la intuición de que va a funcionar, pero la certeza, la seguridad, no la tengo ni siquiera hoy. De hecho, habrá gente que diga: “Qué pesado, repiten lo mismo todo el rato”.

Los tres firmáis el guión. ¿En qué momento empezáis a escribir los tres? ¿Cómo es el proceso?

VITO SANZ (VS): Es Jonás quien nos propone acompañar un poco. Es verdad que, en las pelis de Los ilusos, siempre los previos son un poco con todos. Por ejemplo, en Tenéis que venir a verla había un diálogo previo. En La virgen de agosto, Itsaso y Jonás escriben juntos. O sea, los actores y la escritura estamos muy, muy vinculados. En Volveréis, en concreto, yo tengo varias teorías: una, que Jonás necesitaba compañía. El proceso de escritura siempre es muy solitario y viene bien juntarte con amigos un poco, ¿no? Y luego, mi segunda teoría es que los personajes principales tenían mucho peso respecto a la historia y los otros actores que entraban pivotaban un poco a partir de ellos. Al comprender la película desde otro lugar, nosotros dos también arropábamos mucho a esos actores y a esos compañeros que a lo mejor venían un día o dos; y tenías que cuidarlos y hacerles entender cómo iba esto, ¿no? Estar metidos desde la escritura facilitaba eso. 

JT: Lo grabábamos. Es lo que dice Vito, en ningún momento me planteé escribir solo, el deseo de hacer la película nació con las ganas de currar con ellos, de que fueran ellos dos la pareja y de escribirla con ellos y que la experiencia fuera eso. En cada película yo siempre pienso en qué tipo de experiencia quiero vivir más que en qué quiero contar. Y aquí estaba claro que quería hacer una película de pareja con estos dos y escribirla con ellos e ir con ellos de principio a fin. 

En la primera semana estuvimos viendo las comedias de Hollywood de los 30, las "remarriage's". Veíamos una al día y yo creo que también hay un poco eso, necesitábamos sintonizar e inspirarnos con una nueva capa de ficción.

Jonás, Itsaso y Vito marcando acciones antes de rodar en el Rastro, fotografiados por Lisbeth Salas.

ITSASO ARANA (IA): Sí, es que hay mucha historia ya común. Es la tercera vez que Vito y yo hacemos pareja. Mi cuarta película con Jonás, la quinta de Vito y Jonás… Hay tanta historia detrás, que también hay una sensación de que hay un caldo de cultivo que, si lo organizas un poco, de pronto salen muchas cosas. Porque tenemos una memoria común de vida y de cine al final.

VS: Y había algo de ese proceso juntos que es bonito, porque ahora cada vez nos vemos menos, y cuando los veo tiene que ver con el cine. Recuerdo toda la escritura, nos juntábamos, luego nos íbamos a comer o a cenar. 

JT: Empezamos justo en enero del año pasado. Y ahí hicimos unos días intensivos.

IA: En la primera semana estuvimos viendo las comedias de Hollywood de los 30, las remarriage’s: La fiera de mi niña, Historias de Filadelfia, Las tres noches de Eva, Luna Nueva, La costilla de Adán, La pícara puritana y Sucedió una noche. Veíamos una al día y yo creo que también hay un poco eso, necesitábamos sintonizar e inspirarnos con una nueva capa de ficción que creo que es lo que tiene diferente esta película. Creo que sí que está más codificada, aunque sigue siendo una película totalmente ilusa. Es muy humana, y al mismo tiempo es una película más escrita, más inspirada en ese otro cine.

Y, sin embargo, al mismo tiempo es quizá la más accesible, se entiende más, llega más.

IA: Sí, eso nos sorprende, es genial.

JT: Eso lo hemos percibido. Cuando les propongo a ellos la idea surge enseguida esa duda de si lo vamos a hacer, de si tiene sentido, pero muy rápidamente, casi en un mes, tenemos un primer guión; y, al mes siguiente, ya estábamos recibiendo apoyos porque yo la empecé a mover muy rápido. Es decir, fue un proceso rápido, donde desde el primer momento sentimos que la peli tenía una facilidad, que se entendía claramente, a un nivel que no me había pasado antes. Pero no es algo buscado, no es que yo diga “voy a hacer una película más accesible, más comprensible”, no, simplemente se ha dado así. Quizás esta idea basada en una chorrada, la hacía más atractiva desde el principio. Y eso lo empezamos a constatar casi desde que empezamos a contar la peli buscando la financiación.

IA: El hecho de que fuera una comedia o de que lo explicáramos así, creo que también, no sé, por alguna razón, invitaba más a apuntarse al barco.

VS: Pero es verdad que es sorprendente, la gente se sumaba bastante rápido, casi con la primera versión de guión ya empezó a entrar. Qué bien, pero también un poco… Uy, cuidado…

JT: A mí me asustaba eso un poco, porque en el fondo pensaba que luego se iban a decepcionar. Esto ya me ha pasado más veces. Me pasó con La reconquista, que empecé diciendo que iba a ser una cosa y acabó siendo otra cosa completamente distinta. Yo sé que esto me suele pasar, que no me aguanta el primer impulso y va transformándose. De hecho, si lo pienso ahora, la película que ha acabado siendo no es tan evidente, creo yo, con respecto a lo que podría haber sido.

Las cosas verdaderamente importantes de la película no son esta idea de que se separen y celebran una fiesta. En realidad, eso no me interesa tanto, me interesaba como motor, pero luego tú mismo te vas dando cuenta de que la película es otras cosas.

¿Pero tampoco ha cambiado mucho respecto a esa idea original?

VS: La premisa original se mantiene.

JT: Sí, totalmente, pero sí está llena de más cosas que tú mismo te sorprendes. Yo creo que siempre hay una primera idea que puede ser el gancho, nunca mejor dicho, que engancha, pero luego tú mismo te vas dando cuenta de que lo que querías hacer, o lo que te sale de dentro, o que las cosas verdaderamente importantes de la película no son esta idea de que se separen y celebran una fiesta. En realidad, eso no me interesa tanto, me interesaba como motor, pero luego tú mismo te vas dando cuenta de que la película es otras cosas.

IA: Es una película fácil de explicar, pero difícil de desarrollar. Ahí es donde nos hemos encontrado todas las complejidades, en toda la parte romántica también. ¿Cómo contar una idea que es aparentemente muy paradójica y que te puede resultar hasta superflua o frívola en un momento dado? ¿Qué le pasa a esta pareja que está tan bien? ¿No tienen nada mejor que hacer? Creo que parte de la invitación que nos hace Jonás es por eso, porque al poner el cuerpo ante una premisa que parece superficial o pudiera serlo, te aparece ahí todo el romanticismo, toda la historia juntos. aparece toda tu relación [la de Jonás] con la herencia, con el cine… Entonces se va complejizando, pero lo bueno es que queda ese primer acercamiento lúdico que tenemos a la peli.

JT: Yo diría que otra gran cuestión era cómo, más allá de la boutade, la película iba a gestionar las emociones. El misterio de la propia pareja… Eran cosas que no teníamos claras. Empiezas y dices, bueno, vamos viendo.

Itsaso, Vito y Jonás ensayando una secuencia nocturna. ©Pablo Hoyos_Los ilusos films

Esa evolución de las emociones es muy sutil, ocurre muy poco a poco.

VS: Claro, el riesgo era ese, ¿no? Cómo relativizar un poco el conflicto. Ese era nuestro temor, que no se quedaran en un plano simplemente de comedia, había que bajarlo. En el momento que empezamos a trabajar vimos cómo nos iba afectando en pequeñas cosas y cómo cuando uno le contaba su experiencia a otro, solo por contárselo a otro le calaba y cómo eso le modifica. Todo eso relativiza el conflicto.

JT: Es lo que dice Vito, te vas lanzando y va apareciendo, pero hay algo que está ahí latente: la película funciona por una paradoja, que es celebrar una separación, una paradoja activa desde el segundo uno de la película. Y, sin embargo, hay una latencia, algo que está por debajo todo el rato que va emergiendo, ¿no? Conforme vas trabajando en la idea, vas picando. Se me ocurre ahora, porque hay cosas que intelectualizas después.

VS: Sí, yo creo que hay veces que te encuentras la película actuando con la otra persona y empiezas a entenderlo todo en el rodaje, con lo que te da Itsaso… Yo por lo menos, he tenido un proceso, que he tenido mis crisis, como siempre, mis conflictos, pero luego empieza a avanzar la película y empiezas a meterte un poco en las escenas y en los conflictos y a interactuar y ahí empiezas a comprender, y a creer, a tener confianza en lo que estás haciendo. Pero al principio es como un abismo, que en parte ocurre cuando te involucras de una manera muy, muy personal, la hostia puede ser grande.

Era un reto muy grande explicar la separación de una pareja sin explicar el porqué. Eso está eludido, es como si el conflicto, las discusiones, ya hubieran ocurrido, y creo que eso es un sello muy de las pelis de Jonás. En La virgen de agosto también te preguntabas qué le pasa al personaje. Vas descubriendo a los personajes en puro presente.

JT: Todos llegamos a esta película en un momento un poco crítico, profesional, personal, cada uno de una manera. Itsaso venía de hacer promo de su peli, Las chicas están bien, prácticamente no había descansado.

IA: Estaba como mi personaje en Volveréis, venía de un proceso de promoción. Y el hecho de haber rodado mi peli ayudó también a inspirar el personaje y atreverme a hacer unas apuestas un poco más valientes o por lo menos más vividas: estar en un proceso solitario de postproducción de una peli, estar también en crisis, un poco asqueada de tu propio trabajo o teniendo una autocrítica muy, muy fuerte. Pero, al final, como convivimos y nos vamos siguiendo las etapas de vida, pues eso también inspira las películas. Es un camino de ida y vuelta. Y creo que, por otro lado, era un reto muy grande explicar la separación de una pareja sin explicar el porqué. Eso está eludido, es como si el conflicto, las discusiones, ya hubieran ocurrido, y creo que eso es un sello muy de las pelis de Jonás. En La virgen de agosto también te preguntabas qué le pasa al personaje. Vas descubriendo a los personajes en puro presente. Confiar mucho en que el cine puede hacer eso. Nosotros íbamos como en retrospectiva, actuando ese presente, pero de pronto vas sintiendo quién es esta pareja. Y quiero pensar que, en la película, aunque no se explique explícitamente, sientes que los conoces cuando termina y entiendes por qué han estado juntos o por qué podrían no estarlo.

JT: Y porque quizás, finalmente, la película no trata tanto de por qué se separa una pareja, sino de cómo puede seguir una pareja o cómo podemos seguir trabajando juntos. Eso sí que lo he ido descubriendo también que, al final, veníamos un poco todos de una crisis vital, profesional, de la edad… Me acuerdo de que Vito y yo hablábamos antes de empezar de lo difícil que es a veces seguir trabajando juntos después de todos estos años, de estar siempre trabajando con gente que es súper cercana, que te conoces mucho, que está muy bien eso, pero también es complejo. Y todo el rato ha habido una cuestión con respecto a eso, yo por lo menos la he sentido más fuerte que nunca, por primera vez quizás me lo he estado cuestionando: estamos haciendo esta película juntos, pero a lo mejor es la última. No vamos a hacer películas juntos siempre, no podemos dar esto por hecho. No lo podemos dar por descontado. Y creo que, al final, la película habla fundamentalmente de eso, más que de una crisis de amor de pareja. Trabajan juntos al final, conviven juntos y se mezcla la vida, el amor, el trabajo, todo eso. 

VS: Sí, sí, sí, total.

¿A esta conclusión llegáis al final del proceso?

JT: Sí, claro, porque lo estoy verbalizando así ahora, pero no es que nos sentemos, “oye, vamos a hablar de esto…”. Para nada, pero estaba en nuestras conversaciones, estaba en nuestro sentir, ¿no?

VS: Sí, porque en el proceso de escritura cuenta todo. Hay veces que llegas, te sientas y hablas de tus problemas y ya estás trabajando, hay material que se pone en juego sin quererlo y que de repente lo recoge la historia y eso es bonito, ¿no? Hay muchas cosas nuestras que están metidas.

Itsaso, Jonás y Vito preprando una escena. ©Lisbeth Salas_Los ilusos films

¿Son estos personajes trajes a vuestra medida? 

VS: Bueno, no sé. Yo no veo tan a medida el personaje de Itsaso. Y el mío, en según qué cosas, sí, está más cerca quizá del que hice en Tenéis que venir a verla. Hay más cosas mías que están ahí.

JT: Es verdad que siempre trabajamos con esta idea del traje a medida… Nosotros mismos como posibles personajes de ficción

IA: Pero yo creo que en esta nos despegamos más. Hay una ambición de esa codificación de la actuación y del propio guión, las situaciones están un poquito más extremadas.

JT: Sí, hablamos de invertir un poco, que el personaje de Vito fuera más suave y el de Itsaso más duro. No sé por qué, pero salió así. La película está construida con ellos dos, para ellos dos, por ellos dos. Y al final la han escrito y la han atravesado ellos absolutamente, es una película de actores sobre la actuación, están todo el rato repitiendo la misma idea a sí mismos, a otros, a los demás. Creo que si la película se sostiene verdaderamente es gracias a ellos.

IA: Lo bonito de actuar con Vito en esta peli y en las otras de Jonás también, que es que es súper retador. Son falsos planos secuencia o, a veces, planos secuencia también muy largos, donde hubiéramos escrito o no el guión, en realidad sí que estamos escribiendo para la cámara, porque estamos llevando al ritmo de la escena y tienes que tener un sentido del oído, de la improvisación también, porque muchas veces no es tanto a lo mejor que improvisemos el texto, que creo que en esta peli estaba más pautado, pero sí que siempre mantenemos un sentido del presente y de la vitalidad y de lo que esté pasando en el momento. Es un momento de escucha muy potente, es muy placentero, pero seguimos escribiendo la película y editándola.

VS: Es estresante, había secuencias que repetías dos o tres veces. Y, por ejemplo, yo me derrumbaba y veías a Itsaso que te decía: “Venga, va, no te hundas tú”. Hay algo de que estamos juntos en esto y tenemos que defenderla. Había mucho trabajo, mucha concentración. Después, cuando vimos la primera proyección, Itsaso me vino y me dijo: “Parece fácil”.

IA: Sí, acaba siendo una condena. Mira que nos lo curramos y parece que no estamos haciendo nada, un paseíto.

VS: A mí me gusta rodar así.

IA: Es súper placentero.

JT: Son planos de tres o cuatro minutos. Es muy bonito, cuando llegas y piensas: a ver cómo va esto, y ellos se están dirigiendo ahí por dentro y a veces ves que todo va muy bien y que van cogiendo todo. Pero, a veces se cae, ellos lo saben, hay que repetir y no tienes ni que decir nada. Ellos ya lo han sentido. 

¿Podéis hablar del tono de la película, tan sutil, mucho saldría precisamente en el rodaje?

IA: Muchas veces vamos contra texto, estamos casi toda la película diciendo lo bien que estamos y ni los personajes se lo creen. Los personajes no pueden sostener la comedia durante la película y vamos incluso fracasando en nuestra primera intención de hacer una comedia, ¿no?

JT: Eso es exactamente así, es una comedia fracasada, es un intento de hacer una comedia y fracasar en el intento. En la ficción y en la realidad. A ver si otra vez me sale una comedia más pura… 

VS: Bueno, algo respira. Hay una secuencia cuando estamos hablando con los amigos en el bar, una de mis favoritas por cómo me entiendo con Itsaso, que nos vamos montando uno encima del otro en el discurso… Ese día dices, “Ah, sí”. Ahí había algo de esas comedias clásicas que vimos, que estaba allí, que nos entendíamos desde ese lugar.

JT: Además, ese fue un día que tuvimos muchos problemas, que no podíamos rodar donde queríamos, todo estaba mal, pero ellos están tan enchufados a la película y en una toma la tienes. Y era dificilísimo. Y yo creo que ese plano, efectivamente, es el que más se puede asemejar a esas complicidades y esos encantos que tenían los actores en aquellas películas.

Y luego llegas al montaje, Jonás, ¿y ya tienes la película o sigues trabajando en ella, hay cambios?

JT: Es una peli en la que la escritura se ha completado en el montaje, como tiene que ser, como casi siempre sucede, pero es verdad que en esta ocasión quizás me he divertido más aún. O sea, he sufrido, pero me he divertido también con Marta [Velasco]. Ella, con la que también he trabajado toda la vida, ya cuando leyó el guión, antes de rodar, me dijo que nos lo íbamos pasar bien. Hay toda una serie de cosas de montaje que no puedes prever hasta que te encuentras el material. Y sí, en ese sentido, hemos intentado darle la vuelta un poquito a ciertas cosas del rodaje del guión. 

IA: Creo que también esa capa un poco más meta que tiene la película, en la que mi personaje está montando la película que estamos viendo, trajo muchos quebraderos de cabeza, pero también hace que la película hable del propio montaje, que creo que es un proceso no tan representado en el cine. Y creo que ahí también está hablando de la dificultad de una pareja tan simbiótica, en la que no queda nada fuera de la relación. Él me está retratando a mí, yo le estoy retratando a él. La película que estamos viendo es la que estamos viviendo, organizamos una fiesta con la gente de nuestro propio equipo del rodaje y es un poco eso… Vivimos con los muebles de nuestras películas, bebemos de las tazas de otra película anterior. Entonces, hay algo ahí que es hermoso, pero también a veces falta un poquito de oxígeno, ¿no? Y creo que de esa locura y esa fiebre habla también la película.

JT: La película se podría llamar “El montaje de la vida” ahora que lo pienso, porque habla de mucho del montaje, de cómo montamos la vida alrededor de la pareja, de los amigos. Cuando eres cineasta, esto lo tienes muy claro, estás todo el rato viendo las cosas en las situaciones cotidianas, muchas veces estás rodando en tu cabeza, montando… Mi padre tenía esta frase, que a su vez es de alguien, creo: la vida es una película mal montada. Y es así, la vida no tiene forma. Y cuando hacemos una película, cuando creamos en general, lo hacemos nosotros cogiendo elementos de la vida, que son un poco informes, y tratas de darle una forma, inventas una estructura. Hay algo de eso que muestra esta película, la vida está mal montada y cómo puedes de pronto intentar manipular tu propia vida, montándola.

En este cine de vida y vida de cine del que hablamos, empezasteis esta película en crisis, como decíais, ¿la termináis con la crisis superada? 

JT: Yo estoy en crisis permanente y no sé si me la voy a quitar, o sea, desde mi primera peli hasta hoy. La crisis profesional o la crisis con respecto al cine está siempre y ya tengo que empezar a asumir que va a estar siempre. Tengo como el ideal absurdo e ingenuo de que me la voy a quitar de encima, pero al final es el motor que te lleva a hacer una peli y luego otra. Es esa especie de fracaso o frustración, de que no logras vencer nunca esa crisis. Pero bueno, cuando he acabado la película, me he quitado un gran peso en encima.

VS: Siento como que se serenan las cosas, o sea que es verdad que evolucionas y eso es bueno. Pero no sé si se solucionan; o son ñapas. También te creces en las crisis.

IA: Y más allá de la vida, sí creo que, cinematográficamente, a nivel de carrera, para Jonás, y creo que, para nosotros, todo lo de Cannes ha sido la recogida de una cosecha muy potente, ha sido muy bonito, más allá de lo que luego vaya a pasar aquí con la peli. Y es genial ya que exista y ya sabemos que es muy difícil hacer cine y todo, pero sí que creo que la película ha tenido un lugar, un altavoz y un escaparate y un tipo de recepción que ha sido muy afortunada. Yo siento que Jonás… no sé si ha cansado a la gente, los ha vencido, por lo menos en España, pero siento que han aceptado este tipo de cine.

JT: Itsaso siempre me dice que lo mío es vencer por agotamiento, por KO técnico.

IA: En España pasa eso, en Francia creo que siempre han visto tus pelis, nuestras pelis, de una manera como más clara, más evidente y más desprejuiciada. Pero aquí está como muy… hay mucha carga, mucha herencia.

JT: Y va a seguir ahí.

IA: Pero creo que esto de que salga tu padre es bueno… Al sacarlo al sol, se expone y hay algo de que se evapora un poco.

JT: Sí, yo he intentado siempre hacer humor de todo en general, creo que es una manera de despejar todo eso. Por ejemplo, en Tenéis que venir a verla, cuando decidimos cargar las tintas y hablar media película sobre un libro, porque la gente te viene y te dice que en tu película siempre pones libros. Yo siempre he dicho que el humor es una buena manera de encarar estas problemáticas, idiotas, por otra parte. 

IA: Hay algo autoparódico también en la peli, creo que también hay una madurez de poder mostrarse un montón de cosas. 

JT: Sí, pero bueno, por un lado, la película ha nacido con una cierta estrella, suerte o facilidad desde el principio, que a mí me gusta pensar que es gracias al trabajo previo de todos estos años con todas las películas anteriores. Me gusta contármelo así y creo que es así, y más allá de la buena estrella que pueda tener esta peli en particular. Y luego este privilegio de ir a un festival que ha posibilitado que la película se vea más. Ahora mismo está vendida a toda Europa y a muchos otros países de una manera increíble que no nos había pasado. Eso es un privilegio enorme y, al mismo tiempo, te diré que pienso que nada cambia, y me gusta pensar que no cambia nada, ni quiero verlo así, como que esto supone un salto. Es algo que, de hecho, me conflictúa, como esa idea muy instalada en nuestro sistema del cine, en la industria…

IA: De siempre ir a más necesariamente.

JT: De escalar, de ir hacia arriba. No me interesa nada… De hecho, yo estaba más a gusto, por ejemplo, cuando estábamos estrenando Tenéis que venir a verla. Ahí sí que me sentí a gusto en cuanto a que era una película que transmitía unos valores más pequeños, de autolimitación. Era más claro y más interesante explicar eso para mí frente a esta idea del éxito.

IA: Pero bueno, que siempre está en nuestra escala y es todo muy humano y muy de andar por casa…

Vito, Fernando e Itsaso en una escena de la película. ©Lisbeth Salas_Los ilusos films

¿Creéis que Volveréis reconfirma ese hueco dentro de la industria del cine que buscabais desde Los ilusos haciendo las cosas a vuestra manera?

JT: Haremos otra película para contradecirlo.

VS: Es un proceso muy largo, llevamos diez años haciendo películas. Jonás tenía muy, muy, muy, muy claro lo que quería hacer, el cine que quería hacer y llevamos mucho tiempo trabajando y creciendo juntos. Yo con Francesco [Carril] lo he hablado muchas veces. Es que nosotros en Los ilusos no sabíamos cómo se rodaba, ¿no? Hemos evolucionado juntos, el grupo de actores y técnicos que hemos crecido haciendo unas películas abarcables, a nuestra medida y que hemos ido creciendo en una industria bastante dura, que no deja hueco para un tipo de producciones determinadas. 

Para terminar, hablemos de una de las escenas más comentadas, ya mencionada, meter a tu padre, Fernando Trueba, como padre del personaje de Itsaso. ¿Cómo fue ese rodaje? 

VS: Fernando estaba muy nervioso.

JT: Todos estábamos muy nerviosos. Porque era, probablemente, la gran incertidumbre de la película para mí, desde luego. Yo siempre digo que con ellos dos, por ejemplo, tenía mucha tranquilidad, mucha seguridad. En cambio, con esta cuestión de mi padre en la película sí que tenía mis incertidumbres y mis dudas, y él también. Y todos, ¿no? Sí que había un nervio ahí, pero un nervio bueno, creo.

VS: Había un nervio y nosotros hicimos un poco por arropar, quedábamos a cenar… Pero sí es verdad que cuando llegas y está la cámara y tal, Fer me venía y me decía: “La voy a cagar”. 

JT: Itsaso le ayudó mucho. 

IA: Yo sentía que –y lo sentía así con toda la peli–, que La virgen de agosto, que escribimos juntos, siento que es un ofrecimiento que Jonás me hace a mí, me hace un regalo que de repente me abre una puerta a poder hacer una película, a escribirla. Yo sentía que aquí tenía que devolverle algo y le decía a Fernando, “vas conmigo, no te preocupes”. Y sentía que ese día yo tenía que estar acompañando esa relación, porque finalmente era una transmisión a través de mí entre padre e hijo, yo estaba ahí en medio. Freud se está frotando las manos, esta situación es muy loca, hay muchos elementos aquí y, al mismo tiempo, creo que es un lugar precioso para honrar esta relación, que no es nada evidente y creo que era el corazón de la película en el fondo, el sentido profundo de que Jonás quisiera retratar a su padre, era todo el lío… Habíamos hecho todo un lío para ese retrato. Así que había que estar ahí, sosteniendo y entendiendo que quizá no éramos tan importantes, que era importante que Fernando se sintiera bien y que ellos dos se sintieran bien.

JT: Yo creo que es uno de los días en los que más me he reído en el rodaje, hacía tiempo que no me reía tanto con mi padre, de verle a él, de haberle puesto en esa situación y lo que eso generó y ver a todo el equipo tronchado de la risa. Traía el humor. A mí me hacía muy feliz. 

IA: Aunque era muy rebelde como actor, no lo hacía a propósito, pero, claro, cortaba la toma en mitad y era como “Papá, estoy dirigiendo yo”. Y él: “Perdón, perdón, esto que hacéis es muy difícil, pero cómo voy a coger…”.

VS: “Lo noto muy falso y cuando me noto falso, corto…”.

IA: Pues, amigo, bienvenido al club. Nos encantaría cortar a los demás, pero hay que aguantar.

JT: Había algo bonito de traerle, así lo he visto… De traer tu familia real con tu familia elegida, tu familia de nacimiento con tu familia de adopción. Siempre diferencio entre mis dos familias, la que me ha tocado nacer, que no he elegido, y luego la que sí he elegido, que es con la que trabajo, que son ellos. Entonces de alguna manera incluir a mi padre en esta familia tenía algo de adoptarlo a él.